L.B. confidential: LOS PERROS DE RIGA. (Henning Mankel)

miércoles, 2 de julio de 2014

LOS PERROS DE RIGA. (Henning Mankel)

LOS PERROS DE RIGA (Henning Mankell)
TRADUCCIÓN: Dea M. Mansten y Amanda Monjonell
TUSQUETS, 2002

Cada hora, cada segundo siento

más gravosa una carga en mi espalda,

y poco a poco el mundo amarillea

como un vetusto daguerrotipo.

KNUTS SKUJENIEKS (Riga, 05/09/1936)

Espía en país extranjero

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La trama de la novela no puede comenzar, si se me permite la expresión, de forma más bizarra. El 12 de febrero de 1991, a seis millas de la costa de Ystad, dos marineros, de vuelta de una operación de contrabando, descubren un bote balanceándose sobre las olas, con dos cadáveres en su interior. Las primeras indagaciones llevan a las autoridades policiales a pensar que los fallecidos proceden de los Estados Bálticos. A mediodía del cuarto día desde el comienzo de las investigaciones, la policía de Riga informa de la nacionalidad letona de los fallecidos. Sus identidades responden a los nombres de Janis Leja y Juris Kalns. El 28 de febrero Wallander viaja a Riga, reclamado por la policía, para esclarecer el asesinato del mayor Liepa, agente encargado del caso en Letonia. Este asesinato insinúa la existencia de una trama en la que están implicadas autoridades soviéticas y altos cargos de la policía local. Atraído por la viuda de Liepa, Baiba, Wallander se ve envuelto en un romance platónico que contrasta con la crueldad y masacres que perpetran los culpables del asesinato de Liepa. Ignorando los cauces oficiales, emprende por su cuenta una investigación que le pone en contacto con círculos de la resistencia letona y con los oscuros negocios del narcotráfico. Atrapado en un juego mortal, la única salida posible que se plantea es desentrañar el asesinato del mayor Karlis Liepa.

Hay momentos verdaderamente exitosos en la novela, léase el descubrimiento del bote salvavidas, los enfrentamientos de Wallander con su jefe, su estadía en Riga, la persecución final y su cara a cara con los asesinos. Valga de ejemplo este párrafo, extraído de los instantes finales y que se desarrolla en la azotea de unos grandes almacenes de la ciudad de Riga:

"Tiró de una puerta antiincendios y salieron al tejado cubierto de gravilla. Miró a su alrededor en busca de una posible escapatoria, pero estaban atrapados sin remedio. Desde el tejado, el único camino sería el gran salto hacia la eternidad. Se dió cuenta de que estaba cogido de la mano de Baiba y lo único que les quedaba era esperar. Sabía que el primero de llos coroneles que saliese al tejado sería el asesino del mayor. Tras la puerta gris antiincendios se escondía la respuesta; pensó con amargura que ya no importaba si su hipótesis era correcta o no."

Mankel se revela como un hábil urdidor de intrigas; la trama de sus novelas se sostiene sobre personajes convincentes y atmósferas con cierto aire existencialista. "Los Perros de Riga" es un relato sólido, bien construido, cuya fuerza radica no sólo en la capacidad del escritor para mantener expectante al lector, sino en el diseño del personaje de Wallander, un ser sombrío, solitario, aprensivo, provinciano, indiferente hacia la política e incapaz de apasionarse ante el cambio histórico del que es testigo. Una figura de carácter depresivo, que se cuestiona la marcha de las instituciones suecas, su vocación, su trabajo y hasta sus fantasías, y que, presa del desaliento, llega a plantearse incluso dejar la policía y convertirse en guardia de seguridad en una empresa privada.

"De todas las sandeces que he cometido en mi vida, ésta es la más disparatada, y no merece ningún respeto, sino una estruendosa carcajada sarcástica. Aquí, sobre un tocón del bosque lituano, se sienta un policía de mediana edad que ha perdido por completo el juicio y el sentido común."
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