Saludo de bienvenida

Bienvenido a "L.B.Confidential". Espero que tus expectativas se vean cubiertas. Gracias por tu visita !!!
gadgets para blogger

sábado, 26 de diciembre de 2015

JEAN-PATRICK MANCHETTE Y EL MOVIMIENTO «NEO-POLAR»

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Así como en América los inicios de la novela negra responden a los nombres de  Hammett y Chandler, en Francia los nuevos mapas del género fueron redibujados por Jean-Patrick Manchette. Manchette es un producto de la guerra y de los suburbios de París. Nacido el 19 de diciembre de 1942 en Marsella, pronto migrará a Malakoff, un arrabal al sur de la capital. Su padre, Paul, fue trabajador de una sociedad de radiología y su madre, Louise, secretaria a tiempo parcial. Pero fue su abuela materna, Margaret Lees, sufragista escocesa, quien ejercerá una influencia decisiva en el joven Jean Patrick: “Cuando yo tenía ocho o nueve años, ella debía andar por los setenta, tenía el pelo de ala de cuervo, sus buenos 180 centímetros de alto y usaba vestidos rojos que sembraban el pánico en el pequeño pueblo de Normandía donde vivía. A través de ella descubrí a Cheyney y Hadley Chase”. Ya de pequeño Manchette muestra un gran interés por la literatura y la escritura. En el transcurso de su infancia y de su adolescencia escribe centenares de páginas de pastiches de memorias de guerra o de ciencia ficción que, poco a poco, dejan paso a tentativas de novelas policiacas y de novelas negras.

Cuando Manchette comenzó a escribir sus relatos en la década de 1970, la novela policíaca francesa flotaba en una piscina calma alrededor de los procedimientos policiales y los cuentos  generados en los estudios y los cafés literarios de la Plaza Pigalle. Manchette quería tirar piedras al agua, perturbar su superficie tranquila, poner al descubierto toda la porquería que había debajo, para demostrar que la novela negra podía ser (como dijo una y otra vez) “la gran literatura moral de nuestro tiempo”.
Para Manchette y la generación de escritores que le sucedió, estas novelas se convirtieron en mucho más que un simple entretenimiento; degeneraron en un medio de enfrentarse a los fracasos de la sociedad. Una tras otra las cortinas se fueron rasgando y dejando a la vista lo que se escondía tras una colectividad corrompida y gangrenada. Pretensión, manipulación y engaño.

Militante de extrema izquierda durante la guerra de Argelia y autor de artículos y de dibujos para el diario «La Voie communiste», Manchette se aleja paulatinamente de la acción y es fuertemente influenciado por los escritos de la Internacional Situacionista. El Pensamiento Situacionista sostenía que los éxitos arrogantes del capitalismo se generaban sólo a expensas de un aumento de la alienación, la disfunción social y la degradación general de la vida diaria; que la adquisición, intercambio y consumo de los productos básicos había suplantado a la fuerza de la experiencia directa y que la liberación podría encontrarse en la recreación de momentos que vuelvan a despertar deseos auténticos, el sentido de la aventura y el rescate de la cotidianidad.

La ambición de Manchette es convertirse en guionista de cine. Con esa esperanza, se dedica a partir de 1965 a diversos trabajos: guiones de cortometrajes, escritura de sinopsis y dos películas para Max Pécas. En 1968, conoce su primer éxito redactando con Michel Levine los guiones y diálogos de 11 episodios de la serie de televisión «Les Globe- trotters», dirigida por Claude Boissol. Paralelamente, escribe novelizaciones de películas exitosas, de novelas para la juventud, de novelas de espías, etc. Sólo, o con la ayuda de su esposa Melissa, aborda la traducción al francés de numerosos libros de lengua inglesa, principalmente novelas policiacas o libros sobre cine. Traducciones de Ross Thomas, Donald Westlake, Alan Moore y otros, hasta un total de treinta. Dichos trabajos le alejan paulatinamente  de la carrera a la que aspira. La idea de escribir novelas le surge perentoriamente porque piensa que, una vez sus libros sean publicados, el mundo del cine mostrará interés por ellos. Es éste el motivo por el cual la escritura de su primera novela se le antoja un paso obligatorio hacia el mundo del cine.

Y así, de forma lógica, Jean-Patrick Manchette dirige su mirada hacia la novela negra, de la que es aficionado, y hacia el escritor norteamericano Dashiell Hammett, su referencia dentro del género. Manchette publicó diez novelas con Gallimard entre los años 1971 y 1982. Envía su primer manuscrito, «L'Affaire N'Gustro» (El caso N'Gustro), a la editorial Albin Michel a finales de 1969, y, oportunamente, se ve orientado por la editora y escritora Dominique Aury hacia la colección «Série noir» que dirige Marcel Duhamel en Gallimard. En febrero de 1971 publica su primer trabajo, «Laissez bronzer les cadavres!», escrito en colaboración con Jean-Pierre Bastid, y dos meses más tarde, su segunda novela, la ya referida «L'Affaire N'Gustro». Estas dos obras marcan el comienzo de lo que el propio Manchette bautizará más tarde como «neo-polar», género que surge en ruptura radical con la «Série noire» francesa de los años 1950/60. 

El «neo-polar» aflora durante las décadas de 1970 y 1980 como un movimiento literario de renovación de la novela «noir» francesa, influenciado por el «Mayo del 68». La ambientación de la novela neo-polar es violenta y siniestra; interesada en denunciar la sociedad contemporánea y los escándalos políticos. Es una narrativa que se manifiesta afecta al mundo de los marginados y  los repudiados. Sus paisajes más dilectos son las zonas urbanas, en especial el ambiente lóbrego de los suburbios. En las novelas neo-polares la muerte está muy presente a manos de psicópatas y asesinos en serie.

A partir de este instante, Manchette utilizará la novela policiaca como trampolín hacia la crítica social. Surgen así títulos como «Nada», que rastrea la fisonomía de un grupo escindido del terrorismo de izquierda, autor del secuestro del embajador de Estados Unidos en París. Después del adiestramiento estilístico que supone «L'Homme au boulet rouge», escrita en colaboración con Barth Jules Sussman, una distraída novelización de un guion de western norteamericano, ven la luz dos novelas protagonizadas por el personaje de Eugène Tarpon, «Morgue pleine» y «Que d'os!». Tarpon es un detective privado muy a la francesa, otrora gendarme, responsable de la muerte de un manifestante y destrozado por el remordimiento.

En 1976 se publica «Le Petit Bleu de la côte ouest» (Balada de la costa Oeste), novela que motiva diversos artículos de prensa sobre «la abulia de los ejecutivos» en las sociedades liberales. Georges Gerfaut, agente comercial, lleva una vida inmejorable y sin embargo se ve sumido en una apatía de la que nada puede arrancarlo. Hasta que, en el momento menos esperado, el destino pondrá a prueba su agónica desidia. Testigo de un homicidio, se convierte a su vez en objetivo de los asesinos. El personaje abandona de forma imprevista a su familia y su placentera vida, antes de dar marcha atrás, y volver a su hogar una vez sus perseguidores son eliminados, ya que en el fondo, no sabe hacer otra cosa. Es un libro repleto de escenas memorables; una de las obras maestras de Manchette.

El siguiente libro en salir a la luz es «Fatale», la historia de Aimée Joubert, una sicaria blanduzca que se enfrenta a los notables de una pequeña ciudad costera. El libro, rechazado por la Série noire por falta de acción, es publicado fuera de colección por Gallimard. En 1981, en «La Position du tireur couché», Martin Terrier, joven sicario ansioso por jubilarse, es víctima del mundo que le rodea. Su tentativa de volver a su región de origen acaba en fracaso, y su imagen de aventurero se degrada a medida que pierde  a su amante, su dinero, sus amigos y su habilidad para disparar.

En los años siguientes, mientras la prensa bautiza a Manchette como jefe espiritual de la corriente neo-polar, éste deja de publicar sus narraciones, pero continúa escribiendo para el cine o la televisión y traduciendo y redactando sus crónicas sobre la novela negra. Piensa haber rematado un ciclo con su último relato, que concibe como «colofón» de su trabajo en el campo de la novela negra. Manchette explica en una carta a un periodista: «Después de ésto, como ya no tenía que pertenecer a ningún tipo de escuela literaria, he entrado en un sector de trabajo bien diferente. En siete años, todavía no he hecho algo satisfactorio. Estoy aún trabajando en ello.»

En 1991 se le detecta un cáncer de páncreas que conoce un breve periodo de remisión, pero en 1993 el cáncer se extiende a los pulmones. Fallece el 3 de junio de 1995 en París, en L´hôpital Saint-Antoine, con cincuenta y tres años, envejecido, y antes de completar una nueva novela, «La Princesse du sang» (La Princesa de la Sangre), destinada a ser la primera de un ciclo de cinco libros que abarcara cinco décadas, desde la posguerra al presente. Los libros de  Jean-Patrick Manchette han sido traducidos a numerosos idiomas a través de todo el planeta, privilegio que pocos autores franceses de novela negra conocen.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

miércoles, 23 de diciembre de 2015

HUYE RÁPIDO, VETE LEJOS. (Fred Vargas)

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
HUYE RÁPIDO, VETE LEJOS. (Pars vite et reviens tard)
Fred Vargas
TRADUCCIÓN: Blanca Riestra
PENGUIN RANDOM HOUSE, GRUPO EDITORIAL, 2015
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
«La Muerte Negra»

«Y entonces, cuando las serpientes, murciélagos, tejones y todos los animales que viven en la profundidad de las galerías subterráneas salen en masa a los campos y abandonan su hábitat natural: cuando las plantas que dan frutos y las leguminosas empiezan a pudrirse y a llenarse de gusanos (...)»

Tres veces al día en una pequeña plaza de París, el excéntrico Joss Le Guern declama las noticias que las personas han depositado en su urna. Joss es pregonero; la profesión le viene de familia. El bisabuelo Le Guern fue pregonero a mediados del siglo XIX desde Concarneau hasta Quimper y no hubo nadie mejor que él. «Ar Bannour» se hacía nombrar, y era el mejor recolector de noticias del Finisterre. Cubrió el Segundo Imperio y la Tercera República. Hace ya siete años que Joss ha adoptado la profesión en desuso de pregonero. Se  ha paseado con su urna por diversos puntos en un radio de setecientos metros alrededor de la estación Montparnasse para terminar estableciéndose en el cruce Edgard-Quinet-Delambre. Allí Joss oficia cotidianamente durante tres veces al día, por cinco francos el pensamiento, el anuncio y la búsqueda.

Durante días, una serie de mensajes cada vez más inquietantes y misteriosos, copias de textos antiguos del siglo XVII, posteriormente identificados como pertenecientes al «Liber  canonis» del gran médico y filósofo persa del siglo XI Avicena, y todos referentes a la gran epidemia de peste que afectó a Londres en 1665, son introducidos en la urna de Joss. «-Y primeramente para evitar la infección procedente de la tierra, hay que guardar las calles limpias y las casas, barriéndolas y quitando las inmundicias tanto humanas como de otros animales, teniendo principalmente cuidado con los mercados de pescados, carnicerías, triperías, en las que se hace ordinariamente acopio de excrementos sujetos a corrupción».  Por otro lado, extrañas marcas están empezando a aparecer en las portadas de diversos edificios de la ciudad; unos «cuatros invertidos», de unos setenta centímetros de alto, firmados con las iniciales CLT (correspondientes a la cita latina “Cito, longe fugeas et tarde redeas”, algo así como “¡Lárguese a toda velocidad y no aparezca por aquí por una buena temporada!”), símbolos que fueron utilizados en tiempos pretéritos para evitar la «Muerte Negra». El conocimiento de estos acontecimientos extraños llega a oídos del comisario Adamsberg, y su olfato perspicaz detecta algo siniestro. Es una sensación que se confirma cuando un cadáver carbonizado y lleno de pulgas es  descubierto en la Rue Jean-Jacques Rousseau número 117, y entonces, como no podía ser de otra manera, el pánico comienza a propagarse por toda la ciudad.

«Huye rápido, vete lejos», originalmente  «Pars  vite et reviens tard», es un extraño y retorcido thriller gótico, imposible de encuadrar dentro de una categoría literaria determinada. Se puede afirmar de ella, no obstante, que es una novela completamente original. Originalidad que es fácil entrever dado el volumen de «cosas insólitas» que en aquí suceden y que han hecho de este libro merecedor de varios galardones, entre ellos el «Prix des libraires» y el «Gran Prix des lectrices de Elle». La trama es un examen excéntrico y exotérico de la angustia que genera «la peste»; un estudio de la epidemia como fenómeno incontrolable. Vargas parece tener una fascinación por el miedo y la histeria, las mitologías antiguas, y las viejas fobias atávicas, ideas que trata de alojar en la parte vulnerable del cerebro humano y que fascinan al mismo tiempo que aterrorizan. El tema que trata en este libro es arcaico y fatalmente atrayente. Y es ahí, en ese interés suyo en la respuesta humana a la histeria y el miedo, donde radica el atractivo de esta novela.

En cuanto a los personajes, están tocados con un halo de mágica originalidad. Joss Le Guern es un viejo ex-marinero, que ahora pasa sus días en una pequeña plaza parisina declamando noticias, artículos de personas que caen en su caja junto con unas monedas. El anciano ex profesor Decambrais, el primero en caer en la cuenta que los mensajes declamados por Le Guern están advirtiendo de la presencia de la «Muerte Negra». Lizbeth Glaston, cantante de noche por vocación; Damas Viguier, del Roll-Rider y el propio protagonista, Adamsberg, quien, como el resto de ellos, es impecablemente extraño, enigmático e intuitivo, un soñador, de pensamiento indolente, un hombre de gestos lentos y comedidos.

La novela se desarrolla con un estilo suntuoso, demorado y de lento proceder. Vargas conjuga pistas, ata cabos y junta frentes abiertos al tiempo que impresiona y golpea los espíritus de arriba abajo con ideas tan ficticias que parecen más propias de una mente calenturienta que de una escritora intrigante, si no fuera porque su verosimilitud la acepta el lector convertido en rendido cómplice de la autora al final de la obra. «Huye rápido, vete lejos» es una magnífica novela. Un producto muy, pero que muy francés.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

jueves, 17 de diciembre de 2015

EL HOMBRE DEL REVÉS. (Fred Vargas)

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL HOMBRE DEL REVÉS (L´homme à l´envers)
Fred Vargas
TRADUCCIÓN: Anne-Hélène Suárez  Girard
PENGUIN RANDOM HOUSE. GRUPO EDITORIAL, 2015
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
«La Bestia del Mercantour»

El miedo se ha convertido en un paseante asiduo en los pueblos aledaños al Parque del Mercantour. Un supuesto lobo, de enorme tamaño, ya ha sacrificado una gran cantidad de ovejas y los hombres, hastiados y temerosos, deciden emprender su captura para recuperar la tranquilidad. Por su parte, Camille, una mujer independiente, apasionada de los catálogos de herramientas profesionales, y de una belleza desconcertante, se sumerge en «otra pista» con su compañero Lawrence, un canadiense de tipo alto y rubio, especializado en la vida y costumbres de los osos pardos en su país. Lawrence ha llegado de aquellos lares para estudiar los lobos del Mercantour y ha importado dos palabras que acomoda en cualquier frase de forma constante y frecuente: «God» y «Bullshit». (Supuestamente atribuibles a las exclamaciones «¡Dios!» y «¡Mierda!», respectivamente; aunque solo él sabe que quiere decir con ellas en realidad).

Camille y Lawrence sostienen una discusión con Suzanne Rosselin, una estanciera que dirige sóla la ganadería de Les Écarts, -con mano de hierro  según dicen-, referente a la opinión de ésta según la cual Massart, un residente de la aldea, es un hombre lobo. Suzanne basa sus argumentos en que aquél no tiene vello. «-¿Es verdad Lawrence? –Verdad. La otra noche, mientras arreglabas la fuga. Dice que es un puto hombre lobo de mierda lo que está sangrando toda la región. Que por eso sus dientes no son normales.» Será éste, precisamente, el detonante que ponga en marcha una estremecedora historia plagada de violencia, odios y venganza. No en vano, al día siguiente de la referida discusión con Suzanne todo se complica. La pastora aparece degollada. Es encontrada tendida en la paja sucia, boca arriba, con los brazos abiertos y el camisón subido hasta las rodillas. En la garganta, una horrible herida deja escapar un mar de sangre. El lobo ha atacado de nuevo y Massart ha desaparecido. Soliman, hijo adoptivo de Suzanne, y el Veloso, su viejo pastor, deciden emprender la búsqueda del hombre lobo Massart. Para ello se las arreglan para convencer a Camille que los acompañe. Será ella la encargada de conducir una ganadera de veinte años de antigüedad, -¡la flor de la edad!-, resistente eso sí, pero sin dirección asistida y con frenos de tambor. Para colmo reina en ella un calor asfixiante y un penetrante olor a lana grasienta. A la mañana siguiente Camille atisba los defectos garrafales de la empresa: lo necio del proyecto, lo peligroso de la puesta en escena, lo desagradable de la promiscuidad con dos tipos casi desconocidos y que no parecen estar en el mejor momento de su quietud. Sin embargo todo está ya decidido y la «road-movie» da comienzo.

Publicada en 1999, «El hombre del revés, (L’Homme à l’envers)» es la segunda novela de la serie protagonizada por el comisario Adamsberg. Desde las primeras cadencias de la historia, desde las primeras páginas, el lector curtido en novelas policiacas no puede dejar de observar e interpretar con interés «las consecuencias» que se derivan de la posición del canadiense dentro del sistema articulado de personajes del texto. Al igual que en otras novelas de la autora la trama se organiza a partir de las tres figuras arquetípicas de cualquier novela del género, -investigador, víctima y culpable-, a las que habría que añadir al sospechoso. El culpable, «la figura del Mal», es el contrapunto del investigador, representante del «Bien y del orden». A diferencia de este último, que ocupa un lugar protagonista y está presente a lo largo de todo el planteamiento, llevando a cabo las tareas de investigación que harán avanzar el relato hacia la resolución del crimen, el culpable de la novela policiaca no ocupa un lugar cardinal en el desarrollo de la intriga –al menos en la novela policiaca convencional–. En efecto, la identidad de esta figura es un interrogante hasta el desenlace de la obra, y permanece oculta, en un segundo plano, disimulada entre la de otros personajes, los sospechosos e incluso los testigos. De este modo, desde un punto de vista literal, exacto, podemos afirmar que el culpable ocupa un lugar circundante, puesto que su identidad aparece enmascarada desde el momento de la comisión del crimen hasta las páginas finales en las que el misterio queda resuelto.

A partir de la formulación y enunciado de la hipótesis del «hombre-lobo» todos los personajes de la novela se adhieren a dos grupos de ideas contrapuestas. Es éste un hecho frecuente en otros textos de esta autora, donde es imposible obviar las luchas dialécticas entre los partidarios del anárquico y desordenado comisario Adamsberg y los más cerebrales y cercanos a la razón, encabezados por Danglard, su adjunto. Así pues, y siguiendo esta línea de actuación, en esta novela figuran, por un lado, los personajes que se abandonan a la idea seductora de la existencia del hombre-lobo y que, en cierto modo, encuentran su «cabeza de turco», -esa persona hacia la cual redirigir su agresividad-, en un ser ajeno a lo humano, con la idea, quizá sensiblera, de rechazar la posibilidad de que un semejante sea capaz de cometer crímenes tan atroces. Y por otro lado, aparecen los que, sin desechar completamente el carácter irracional de los asesinatos, prefieren atribuir tales actos a un ser humano. En cualquier caso, el final de la novela se desarrolla dentro de una lógica completamente racional, como corresponde a la estructura de toda novela policíaca convencional.

Lo paranormal, los monstruos y las leyendas son los señuelos de los que se sirve Vargas para captar la atención del lector. Los crímenes en sus novelas siempre tienen una explicación racional y son ejecutados por la mano del hombre, esencialmente de un hombre perturbado. Este caso no iba a ser una excepción. «El hombre del revés» no oculta a un animal, no hay una bestia mítica que mate para saciar su sed de sangre. El criminal es  un hombre de apariencia normal cuyo interior –«cuyo revés»– alberga odio, sed de venganza y un profundo desprecio por la vida ajena. Hablamos, en definitiva, del interior de un asesino.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

domingo, 13 de diciembre de 2015

MIKE HAMMER, MICKEY SPILLANE Y EL CÓMIC.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
A comienzos de los años cincuenta las aventuras de ciertos detectives de novela negra fueron plasmadas con notable éxito en el cómic. A este club de talentosos del pensamiento se acercaron en un primer momento Holmes, Chan y Wade y con posterioridad Sam Spade y el propio Philip Marlowe. Mike Hammer vio la luz en 1946 en «Yo, el jurado (I the Jury)», novela escrita por Mickey Spillane. Mike Hammer es un personaje que desciende directamente de los implacables pistoleros creados por Carroll John Daly, dramaturgo y escritor estadounidense de novelas policíacas nacido en Yonkers, en el estado de Nueva York, a finales de 1889. Mickey Spillane y el dibujante Mike Roy, -canadiense nacido en Quebec en 1921, conocido mundialmente por su trabajo durante la Edad de Oro del Cómic-, dieron vida conjuntamente a una breve serie de título «Mike Danger» para Phoenix Features. Esta tira apareció durante un corto período de tiempo en los periódicos del área de Nueva York. Danger nunca obtuvo el éxito que Spillane esperaba. El escritor, pues, decidió cambiar el apellido del personaje por Hammer y convertirlo en novela.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Fue así como en 1946 Spillane dio el salto a la producción novelística y a la fama con «Yo, el jurado», que obtuvo un enorme éxito debido, entre otras razones, a su económica edición en rústica. Y fue así como en 1953 Jerry Iger propuso a Spillane una nueva serie de prensa, esta vez basada en su popular detective. Y el 20 de abril nació la tira «From the Files of... Mike Hammer», con página a color a partir del domingo siguiente. Durante su corta trayectoria fue dibujada por Ed Robbins y escrita por Spillane, Joe Gill y el propio Robbins.

No es fácil ni sería justo subestimar la calidad del trabajo de Robbins en la tira. No solo fue capaz de elaborar una trama efectiva en cada historia, sino que la narración noir y el pesado diálogo nunca se sintió empantanado por la densidad de las palabras. Discutir el talento de Robbins como artista a estas alturas nos llevaría a un tremendo error. Las expresiones sutiles de Hammer, -no es poca cosa en una página de periódico-, humanizan al personaje y le impiden parecer plano. La forma en que Robbins utiliza la sombra es siempre impresionante. Es capaz de encender una escena para destacar el estado de ánimo de los personajes, incluso dentro de los confines del blanco y negro. Sus diseños de los personajes son únicos e identificables.

En marzo del año siguiente, Spillane prefirió interrumpir la serie antes que reducir sus considerables dosis de violencia.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

martes, 8 de diciembre de 2015

VIERNES NEGRO. (David Goodis)

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
VIERNES NEGRO (Black Friday)
David Goodis
TRADUCCIÓN: Georgina R. López
R. B. A LIBROS, S. A., 2011
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Es ésta una historia existencialista, escrita con el pulso de la economía, la habilidad y la convicción. A pesar de sus magras 172 páginas, VIERNES NEGRO tiene enjundia suficiente como para sustentarse en dos recios pilares: los bosquejos de la historia criminal, homicida y fratricida de Al Hart en la oscuridad escalofriante de la Filadelfia de enero de 1950 y la fantasía autobiográfica de la vida del propio David Goodis. Filadelfia es el anatema de David Goodis.

Al Hart está en la lista de personas buscadas por la policía por el asesinato de su hermano, Haskell Hart. Al llegar a una Filadelfia invernal, fría y desangelada, con sólo su traje de franela marrón chocolate encima y noventa y tres centavos en el bolsillo, Hart se ve obligado a robar un “brillante, verde y genuino abrigo de lana Lapama”. Al cargo de asesinato de su hermano en Nueva Orleans, se añade ahora el de robo. Hart recala, literalmente, en uno de los barrios más tranquilos de Filadelfia, -Germantown-. Sus primeros pensamientos cuestionan el grado de delincuencia que anida en las calles de la vecindad. Si las cosas no han cambiado, la actividad policial por aquellos alrededores debe ser más bien exigua porque tiempo atrás, siendo él estudiante en la Universidad de Pensilvania, Germantown era considerada como modelo de dignidad, -un poco petulante quizás-, y con un ligero sabor colonial. Pero Al pronto descubre que las cosas han cambiado mucho desde entonces.  Caminando por la calle Tulpehocken, deviene en único testigo de la muerte violenta a tiros de un hombre. La víctima, Fred Renner, es miembro de una cuadrilla de delincuentes, y lega a Hart una cartera llena de billetes, unos once mil dólares. Naturalmente las cosas no son tan fáciles como parecen, y los miembros de la banda, con su jefe –Charley- a la cabeza, están interesados  en recuperar su dinero. El uso de los puños cuando lo estima conveniente y su personalidad afable, permite a Hart unir su destino a esta organización criminal formada por cuatro hombres (Charley, Paul, Rizzio y Mattone) y dos mujeres (Frieda, -una  rubia platino con un bonito trasero, pero a la que le sobran veinticinco quilos- y Myrna, -una menuda muchacha delgada de cabellera negra-). Hart se ve obligado a emprender un viaje a lo desconocido y en medio de una salvaje oscuridad emprende su prueba iniciática como asesino profesional, ¡el descuartizamiento del cadáver de Paul!  «-Aprieta sus piernas con fuerza –indicó Charley-. Apriétalas con fuerza. Hart cogió las piernas y cerró los ojos. Los ruidos de la sierra y el cuchillo eran como grandes puñados de una horrible materia viscosa que lo golpeaban y penetraban en su interior. Empezó a descomponerse y trató de concentrar la mente en otra cosa. Recordó la pintura y empezó a pensar en los paisajes de Carot. Luego dejó de pensar en Carot, pero decidió que no abandonaría aquel período, así que pensó en Courbet, pero al pensar que Courbet era un exponente del realismo, trató de alejarse de él, sin poder evitarlo, porque empezó a visualizar la forma en que Gustave Courbet mostraba  a Cato arrastrando las propias entrañas, y pensó en “La presa”, en la que el venado era destrozado debajo del árbol por los mastines enardecidos. Trató de volver a Carot, y de Carot pasar a la serena escuela inglesa, con ropas bordadas y posturas gráciles, con toda esa delicadeza, pero Courbet volvía a aparecer de nuevo. –Cógelo de más arriba –dijo Charley.»

Al Hart es David Goodis. Sin más. Es una persona bien educada, estudió Bellas Artes en la Universidad de Pennsylvania, mientras que Goodis estudió periodismo en la Universidad de Temple; es conocedor de las cosas gratas de la vida, está versado en las obras de Corot y Courbet, vivió de cerca la carrera de las 500 millas de Indianápolis, posee conocimientos sobre Schopenhauer, y poseyó un Bugatti azul, mientras que Goodis es un entusiasta del jazz, de la música clásica, conocedor del cine de Luis Buñuel, del arte del boxeo, de la nobleza de Filadelfia y de la realeza de Hollywood. Hart es caballeroso, sensible y compasivo, -llegó al extremo de practicarle la eutanasia a su hermano Haskell devastado por la esclerosis múltiple y sale en defensa de Myrna cuando está a punto de fenecer a manos de Mattone-. Al igual que Goodis, Hart se mantiene leal a su familia. En ambas personalidades, Al Hart y David Goodis, confluyen circunstancias que los conducen por una espiral descendente de la que no hay escapatoria. En las páginas de VIERNES NEGROS hay mujeres, hombres, crueldad, explotación, criminalidad y sueños quijotescos y unos personajes que son presa de un mal endémico, en un sistema y una sociedad donde los valores de la democracia, la ley, el orden y la justicia se han desmoronado.

David Goodis tenía treinta y siete años de edad cuando VIERNES NEGRO fue publicada. Su primera novela (RETREAT FROM OBLIVION) fue editada en 1939, cuando el autor tenía la edad de veintidós años y su segundo libro (DARK PASSAGE) lo fue en 1944, en las páginas del  «The Saturday Evening Post». Goodis comenzó su ascenso a la fama y la fortuna cuando fue seleccionado por Jack Warner y Delmer Daves, allá por 1942, para trabajar en Hollywood como guionista. Se casó en Los Ángeles, el 7 de octubre de 1943, para divorciarse en Filadelfia dos años y medio más tarde. Esta trayectoria meteórica sólo sería eclipsada por su rápido descenso a sus orígenes y el regreso de nuevo a Filadelfia, en 1950; regreso a sus raíces, a su familia y a sus amigos. VIERNES NEGRO es un día sin fin. Es un día que acompaña a los personajes de la novela todo el tiempo. No importa adonde vayan o lo que hagan, la mala suerte es siempre su compañero inseparable. Trece años después de la publicación de VIERNES NEGRO, David Goodis ya había fallecido de un accidente vascular cerebral a la temprana edad de cuarenta y nueve años, en una fría e invernal noche de enero en Filadelfia. «Hart caminaba lentamente y no sentía la mordedura del viento helado, no sentía nada. Poco después, al doblar las esquinas, no se molestó en mirar los nombres de las calles. No sabía hacia dónde se dirigía. Tampoco le importaba.» A pesar de la utilización parsimoniosa de las palabras y la acción, en VIERNES NEGRO queda claro que todo comienza y termina en Filadelphia, en invierno, siendo la propia falta de moralidad de los individuos la que ciegamente los lleva a la ruina.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

viernes, 4 de diciembre de 2015

FRED VARGAS, ENIGMAS CLÁSICOS PARA TIEMPOS MODERNOS.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Nacida en París en 1957, Fred Vargas -Frédérique Audoin-Rouzeau-, que se publicita comercialmente bajo el apellido del personaje María Vargas, en relación a la bailarina española que Ava Gardner interpretara en «La condesa descalza», así como también lo hace su hermana gemela Jo Vargas, pintora ella y artista de probado éxito, es también historiadora y arqueozoóloga, especializada en la Edad Media. Fred Vargas se introdujo en ésto de la escritura a mediados de la década de los 80.
«Necesitaba algo más. ¿Por qué crimen? Primero porque era la única cosa que mi padre, un hombre increíblemente culto, detestaba. Pero también porque la novela negra, mediante la resolución de los problemas que plantea la trama, es capaz de solventar cuestiones de la propia vida. Es increíble la cantidad de cartas que recibo de la gente, diciéndome que los he sacado de la depresión. Es catarsis».
En referencia a su padre, y la influencia que mantuvo sobre sus hijos, es de destacar que tal señor era un surrealista prominente que escribió estudios sobre André Breton y otras figuras literarias y que, paradójicamente, se ganaba la vida trabajando para una compañía de seguros. Fréderique llegó a comentar que su padre fue una presencia brillante pero intimidante a la vez en la vida familiar; un personaje que parecía saber de todo menos de ciencia. Llego a prohibir la televisión en casa y de los “miles” de libros que componían su biblioteca fijó aquellos a los que los niños les estaba dado leer, en su mayoría mitos, cuentos populares y poesía barroca del siglo XVII. No es pues ninguna sorpresa que los hijos se «rebelaran». El hermano mayor, Stéphane, es un destacado historiador versado en la Primera Guerra Mundial –el padre odiaba la guerra-. El padre de Fred era un buen dibujante, pero la pintura de su hermana no mantiene nada en común con los dibujos de aquél. Ni que decir tiene que este señor pensaba que las historias de detectives eran la cosa más tonta imaginable, y ahí aparece Fréderique para negarle la razón. Aunque llegó a escribir muchos libros sobre surrealismo nunca llegó a publicar nada. Vargas comenzó a editar sus novelas cuando su padre se encontraba en sus últimos momentos, y éste tuvo la desgracia de fallecer antes de poder ver nada de ella publicado.
Fue a la edad de 28 años, mientras participaba en una excavación sobre restos arcaicos en el Midi-Pyrénées -una de las 22 regiones administrativas de Francia- cuando Vargas comenzó a escribir. Ella es una arqueóloga distinguida que ha rubricado obras importantes sobre las estructuras sociales y sobre la epidemiología de la peste en el Medioevo. Pero ahora es más conocida como escritora de novelas de crimen. Le encanta su trabajo, pero cuando miraba a sus colegas de mayor edad, sabía que su vida merecía algo más, aparte de esa ciencia tan austera que lleva por nombre «arqueología». Fue así como surgió su  primer libro, «Les Jeux de l'amour et de la mort» (Juegos de Amor y Muerte), que ganó un concurso de manuscritos inéditos.
Ella es también una voz crítica, vociferante y persistente de los sistemas políticos y judiciales franceses, así como una prominente partidaria del escritor fugitivo italiano Cesare Battisti, exiliado en Francia y actualmente bajo custodia en Brasil, que está acusado de cometer delitos relacionados con la lucha armada y el terrorismo en Italia en la década de los 70. Battisti fue uno de los 100 ex guerrilleros italianos de extrema izquierda que en 1985 se benefició de la doctrina del presidente Mitterrand a condición de renunciar a su pasado, de no residir en la clandestinidad, y de mantenerse fuera de la política. Detenido en Brasil en 2007, Battisti permaneció en la cárcel de Brasilia hasta el 9 de junio de 2011. Actualmente vive con su familia en un barrio de la periferia de Sao Paulo. Se casó dos veces; su primera esposa –Laurence- es francesa y con ella se trasladó a México en los años 80. Allí nació su hija primogénita en 1984. Battisti ha escrito una docena de novelas policíacas de éxito, varias de ellas referentes a los dilemas a los que se ven enfrentados los extremistas reformados. En 1993, un tribunal italiano lo condenó en su ausencia por cuatro asesinatos cometidos en la década de 1970. Italia sigue reclamando su extradición.
Si algo caracteriza a los cuentos de Fred Vargas es su popularidad: «Que se levanten los muertos», (Debout les morts, 1986) ganó el Polar Michel-Lebrun de la Villa de Mans”, aunque solo vendió 1.500 ejemplares en aquel entonces; sin embargo su más reciente, «Tiempos de hielo» (Temps glaciaires, 2015), fue publicado a principios de este año y ya ha recibido el premio “Polar Landerneau”, premio que se otorga cada año desde 2008 a un autor de habla francesa cuyo libro haya sido publicado entre enero y abril, y sus ventas  son incontables.
Las novelas de Fred Vargas tienen algo de intemporal. Sus personajes pueden viajar en coche, sin embargo el modelo no podría ser otro que “un carruaje tirado por caballos”. Sus argumentos pueden fluir de los puntos de partida más inverosímiles: círculos azules de tiza que aparecen dibujados una noche sí y otra también en las calles de París; extrañas inscripciones en las puertas de un edificio parisino –un cuatro invertido debajo de las letras CLT-; el fantasma de una monja del siglo XVIII que degüella a sus víctimas; cadáveres de vírgenes profanados; pociones mágicas que auguran la vida eterna... Su prosa tiene una destreza inusual; una ligereza constantemente agradable al tacto; un humor irónico que puede llevar al lector a reír en voz alta; unos diálogos propios de un concurso de justa verbal; unos detalles históricos y psicológicos que la enriquecen sin llegar a comprometerla.
Vargas diseña personajes que vienen de otro lugar, subvierte clichés, llena su universo de bichos raros, y todo  ello sin dejar de la mano la poesía. El primero de estos personajes en su variado elenco de bichos raros es el superintendente Adamsberg, un policía que trabaja basándose en la intuición, no en el intelecto, enemigo acérrimo de la lógica; un ser introvertido que se toma su tiempo en contemplar los hechos y que mantiene sus descubrimientos en secreto. “Es todo lo contrario a mí”, dice Vargas. “Yo, que procuro tener todo listo a su debido tiempo, a veces intento hacer las cosas con calma, con indiferencia, como él lo hace. Eso me enfurece. Paradójicamente, escribir sobre Adamsberg me tranquiliza.”
No hay manera de escapar de Adamsberg, es un personaje tan difícil de entender como fácil de adorar. Es un extraño, posee un carácter desconcertante, está poseído por demonios que no son la bebida habitual o la melancolía existencial, y es un gran creyente de sus propios pensamientos y teorías. Individualista e instintivo, llega a París precedido por una gran facilidad a la hora de resolver asesinatos, aunque ni él mismo sabe muy bien cómo lo hace. «No pegas ni golpe, Adamsberg», le dicen con irritación sus colegas. «Estás ahí, vagando, soñando, mirando a la pared, haces dibujitos deprisa y corriendo sobre las rodillas, como si poseyeras ciencia infusa y tuvieras la vida ante ti, y luego, un día, te presentas, lánguido y amable, y dices: Hay que detener al cura, ha estrangulado al niño para que no hable». Todo un personaje.
En 2006, cuando la «Crime Writer´s Association» inauguró el Premio «Gold Dagger  International» -otorgado a la mejor novela negra traducida al inglés-, probablemente no esperaba que una autora llegara a acaparar el galardón de forma tan contundente como lo ha hecho Fred Vargas. Al margen de ganarlo en 2006 con «The Three Evangelists» (Debout les morts), en 2007 con «Wash This Blood Clean From My Hand» y en 2009 con «The Chalk Circle Man», ha sido preseleccionada en 2008, 2011, 2013 y 2014.
No hay duda que la mujer que escribió «El Hombre de los círculos azules» (L´homme aux cercles bleus, 1991), -Premio del "Festival de St Nazaire"  en 1992;  y la serie «Los Tres Evangelistas»,  es una de las escritoras de crimen más inventivas, más interesantes y más originales del mundo. Vargas maneja un calendario diferente, uno que mezcla la Francia moderna con la del pasado, como quizás nadie lo haya hecho jamás. Vargas, historiadora y arqueóloga de profesión, sangra a través de sus narraciones, narraciones inmersas en el pasado, en la mitología y en la superstición.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

domingo, 29 de noviembre de 2015

EL TALENTO DE MR. RIPLEY. (Patricia Highsmith)

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL TALENTO DE MR. RIPLEY (The Talented Mr. Ripley)
Patricia Highsmiths
TRADUCCIÓN: Jordi Beltrán
EDITORIAL ANAGRAMA, S. A., 2008

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Un huérfano infeliz de 23 años de edad, Tom Ripley, vive en la ciudad de Nueva York intentando evadir una extorsión casual. Sus padres murieron siendo él muy pequeño y Ripley se crió en Boston con su tía Dottie. Ésta, una persona de carácter glacial, tiene a Tom en baja consideración -«¡Es un mariquita! ¡Un mariquita de arriba abajo! ¡Igual que su padre!»- Una noche, en un bar de la Quinta Avenida, es abordado por Herbert Greenleaf, padre ricachón de un pseudo-conocido, Dickie Greenleaf. Herber está buscando a alguien que pueda persuadir a su hijo de abandonar la vida bohemia que lleva en la localidad italiana de Mongibello, y volver a casa. A Tom la oportunidad se la pintan calva. Una oportunidad que le brinda la posibilidad de dejar atrás una vida llena de problemas. La verdad es que había estado viviendo a salto de mata, sin ahorrar un céntimo y ahora, por primera vez en su vida, se ve obligado a esquivar a la policía. Lo que encuentra cuando localiza a Dickie es algo que no esperaba: una visión de la existencia privilegiada que siempre había soñado.

La lente de Highsmith, sin embargo, no es de color de rosa. La realidad es que Ripley le da una vuelta de tuerca al sueño del expatriado americano. Donde otros pueden apreciar hermosos paisajes, familias felices, o el  capital necesario para un romance, Highsmith ve la duplicidad, el engaño, el fraude, la falsificación, la perversidad, la lujuria y una lucha intratable entre el amor y el odio, que se desvía hacia el asesinato. Así, mientras que Tom podría llegar a apreciar a Dickie, la realidad es que lo llega a asesinar, adoptando posteriormente la identidad de éste. Viste sus ropas, luce sus joyas y adopta sus gestos, con un éxito sorprendente. Más sorprendente aún es observar cómo Highsmith engatusa al lector, animándolo en la confianza de que todo va  a salir bien. De alguna manera nos encontramos con la esperanza de que este psicópata asesino logre salirse con la suya.

En muchos sentidos Ripley no es muy diferente a la propia Highsmith. Ella tuvo la sensación a lo largo de toda su vida que merecía una clase social más alta. Un sentimiento de orfandad la acompañó siempre. Su madre vivió hasta los 95 años, pero siendo Patricia una adolescente le confesó que había tratado de abortarla bebiendo trementina. “Aprendí a vivir muy pronto con un odio profundo hacia quien consideraba una asesina”, manifestó una vez. “Y aprendí, asimismo, a reprimir mis emociones más positivas.” Desde la adolescencia ella se dio cuenta de su atracción por las mujeres. A los 24 años, escribió en uno de sus numerosos diarios: “Me preocupa la sensación de ser varias personas a la vez. Hay una diferencia, cada vez más aguda, entre mi yo interior -que sé que es el verdadero yo- y mis otras caras del mundo exterior”.

Ripley le proporcionó una ventana por la que pudo canalizar toda su rabia. En sus escritos ella buscó venganza por los daños y faltas que sufrió durante toda la vida a manos de los demás. Venganza no sólo por el menoscabo causado por su madre (a quien amó y odió con una fuerte pasión), sino también por aquel causado por sus amantes (a quienes acusaba de no amar, o de amar mal o simplemente de no ser dignos de ser amados), por el gobierno (de imposición injusta), por la sociedad (por ser un lugar en el que la homosexualidad era considerada una enfermedad digna de ser tratada), por su padre biológico (a quien acusaba de abandonarla), por su padrastro (por el «robo» de su madre), por los directores y editores de sus novelas (por rechazarla), y así hasta el infinito. Highsmith, no obstante, dedicó sus libros a sus amantes, ex amantes, y también a su madre. Los rigores de la vida la condujeron al alcohol, pero también fecundaron en ella un fervor que la llevó a escribir sobre las mayores brutalidades imaginables. Y fue Ripley, precisamente, el personaje que encarnó la mayoría.

Al detallar a Ripley, Highsmith le atribuyó muchos de sus propios rasgos y “pequeños hábitos obsesivos”. Y al igual que Ripley, que ocultaba a la vista su verdadera personalidad, tal era el modus operandi de Highsmith. A pesar de que trabajó durante años escribiendo cómics antes de publicar un solo libro, su primera novela «The click of the Shutting», escrita a la edad de 22 años, nunca fue editada. Publicó su única novela “lesbiana”, «El Precio de la Sal», bajo el seudónimo de Claire Morgan. Treinta y tantos años después la reimprimió con el título de «Carol», descubriendo, entonces sí, su verdadera identidad.

Siempre hubo una dicotomía en ella. Fue acusada de misoginia, aunque prefería escribir sobre los hombres debido a que «las mujeres están atadas a la casa, atadas a alguien, no son independientes para viajar y no poseen  fuerza física, en caso necesario». Algunos de sus contemporáneos la tacharon de misantropía y posiblemente no andaban muy desencaminados en ello. Ella siempre se inclinó por la compañía de sus muchos gatos y caracoles y una vez comentó: «Mi imaginación funciona mucho mejor cuando no tengo que hablar con la gente». En última instancia, no fue sólo su vida privada la que estuvo marcada por esa dualidad, sino también su carrera. Tuvo mucho éxito, críticamente y comercialmente, en Europa, donde vivió durante casi toda su vida, pero en su interior albergaba un deseo insatisfecho de ser reconocida en los Estados Unidos, cosa que si logró Ripley. Aunque «El talento de Mr. Ripley» logró el reconocimiento en Francia y en los Estados Unidos, la figura de Highsmith nunca alcanzó una gran significación literaria en América. 

Una estancia suya en Europa le inspiró el personaje del amoral Tom Ripley, cuya primera aparición data de 1955 con esta novela precisamente, «El talento de Mr. Ripley», escrita tras el primer viaje de la escritora al viejo continente; viaje sufragado con los derechos cinematográficos de su primera obra, «Extraños en un tren».

Con este primer relato de la serie de Ripley, Highsmith obtuvo el «Grand Prix de Littérature Policière», estuvo nominada a «The Edgar Awards» a la mejor novela, y fue adaptada al cine en dos ocasiones. El personaje aparecerá en otros cuatro cuentos y se convertirá en uno de los más populares protagonistas de series policiales, aunque -como ya sabemos- no es ni detective ni policía, sino, más bien, un estafador con una inteligencia por encima de la normal. Estafador que suplanta a sus víctimas, al tiempo que opera como ladrón y asesino ocasional, no se somete a la moral establecida y crea sus propios valores. Y, con todo ello, a la gente le gusta Ripley. Y es que hay algo infinitamente intrigante en esos personajes que exteriormente se presentan de una manera, pero que internamente se manejan  por un código que es totalmente diferente, y no del todo escrutable. 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

domingo, 22 de noviembre de 2015

LA «CWA INTERNATIONAL DAGGER»


«International Gold Dagger»
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La «CWA International Dagger» (antes conocida como el Duncan Lawrie International Dagger) es un premio otorgado por la «Crime Writer´s Association» a la mejor novela negra del año, en su traducción inglesa. El autor ganador y el traductor son galardonados con una daga ornamental en una ceremonia de periodicidad anual.
Hasta 2005, las novelas negras traducidas formaban parte del Gold Dagger. Desde 2006 las novelas negras traducidas fueron honradas con su propio premio, concebido en parte para reconocer la aportación del traductor a las obras internacionales. Hasta 2008 la «International Dagger» fue nombrada por su patrocinador, el «Duncan Lawrie Private Bank». En tres de los primeros cuatro años resultó galardonada la escritora francesa Fred Vargas y su traductor al inglés Siân Reynolds. En 2013, la Daga fue compartida por primera vez por dos novelas: «Alex» de Pierre Lemaitre y «The Ghost Riders of Ordebec» de Fred Vargas.
En 2014 la «CWA International Dagger» se concedió se concedió a «The Siege», original de Arturo Pérez Reverte y traducida al inglés por Frank Wynne. 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
2006
GANADOR: FRED VARGAS, «The Three Evangelists»
TRADUCTOR: SῙAN REYNOLDS 
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Andrea Camilleri 
Autumn of the Phantoms
Aubrey Botsford
Dominique Manotti
Dead Horsemeat
Amanda Hopkinson - Ros Schwartz
Blood on the Saddle
Paul Hammond

2007 
GANADOR: FRED VARGAS, «Wash This Blood Clean From My And»
TRADUCTOR: SῙAN REYNOLDS 
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Karin Alvtegen
Shame
Steven T. Murray
Christian Jungersen
The Exception
Anna Paterson
Yasmina Khadra
The Attack
John Cullen
The Savage Altar 
Marlayne Delargy
Don Barlett

2008
GANADOR: DOMINIQUE MANOTTI, «Lorraine Connection»
TRADUCTOR: AMANDA HOPKINSON - RON SCHWARTZ 
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Andrea Camilleri
The Patience of  the Spider  
A Deal with the Devil
Fred Vargas

2009
GANADOR: FRED VARGAS, «The Chalk Circle Man»
TRADUCTOR: SῙAN REYNOLDS
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Shadow
Arctic Chill
Bernard Scudder - Victoria Cribb
Jo Nesbø
The Redeemer
Don Bartlert
Johan Theorin
Echoes from the Dead
Marlaine Delargy

2010
GANADOR: JOHAN THEORIN, «The Darkest Room»
TRADUCTOR: MARLAINE DELARGY
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Tonino Benacquista
Badfellas
Emily Read
Andrea Camilleri 
August Heat
Thirteen Hours
K. L. Seeger
Victoria Cribb

2011
GANADOR: ROSLUND/HELLSTRÖN, «Three Seconds»
TRADUCTOR: KARI DICKSON
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Andrea Camilleri
The Wings of the Sphinx
Stephen Sartarelli
Ernesto Mallo
Needle in a Haystack
Valerio Varesi
River of Shadows
Joseph Farrell
Fred Vargas
Sian Reynolds

2012
GANADOR: ANDREA CAMILLERI, «The Potter's Field»
TRADUCTOR: STEPHEN SARTARELLI
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
I will have vengeance
Anne Milano Appel
Until Thy Wrath Be Past
Deon Meyer
Trackers" 
Phantom"
Don Bartlett
Valerio Varesi
Joseph Farrell
2013
GANADOR 1: PIERRE LEMAITRE, «Alex»
TRADUCTOR: Frank Wynne
GANADOR 2: FRED VARGAS, «The Ghost Riders of Ordebec»
TRADUCTOR: SῙAN REYNOLDS
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
D. A. Mishani
The Missing File
Steven Cohen
Two Soldiers
Kari Dickson
The Collini Case
Marco Vichi
Death in Sardinia
2014
GANADOR: ARTURO PÉREZ-REVERTE, «The Siege»
TRADUCTOR: Frank Wynne
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Fred Vargas
Dog will have his Day
Strange Shores
Victoria Crib
Irène
Forty Days without Shadow
Plan D

2015
GANADOR: PIERRE LEMAITRE, «Camille»
TRADUCTOR: Frank Wynne
NOMINADOS:
AUTOR
TÍTULO
TRADUCTOR
Ian Giles
Falling Freely, As If In A Dream
Paul Norlen
Dion Meyer
Cobra
K. L. Seegers
Arab Jazz
Sam Gordon
Dolores Redondo
The Invisible Guardian
Isabelle Kaufeler
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------