---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL CÁRTEL (The Cartel) Don Winslow TRADUCCIÓN: Efrén del Valle RBA LIBROS, S. A. , 2015 |
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En la página de inicio de EL CÁRTEL Don
Winslow conjuga el llanto de un bebé con el sonido de las aspas de un
helicóptero, en una redada llevada a cabo antes del amanecer. Es una remembranza
de su anterior novela, EL PODER DEL PERRO, en la que también utilizó a un bebé
en su comienzo. Ambos relatos constituyen un díptico sobre el mundo de la
droga, un intento de lograr lo que Mario Puzo formuló con «El Padrino» en el terreno de la mafia. Con la gran
ambición que ello implica.
EL CÁRTEL es un retablo grande,
extenso y en última instancia impresionante del «DELITO» -con mayúsculas- más
crudo que el ojo humano ha llegado a contemplar. Juntos, los dos libros, retratan
en unas 1200 páginas 40 años de la vida de un país en una visión multifacética
de lo que, según Don Winslow, fue la guerra más larga de los Estados Unidos, «la
Guerra contra la Droga». EL PODER DEL PERRO cubre los primeros 30 años, durante
los cuales la contienda se libró a una escala mucho más íntima que lo que fue
el período de 2004 a 2014, período que cubre EL CÁRTEL.
EL CÁRTEL narra la historia singular
de Art Keller, el hombre que acabó con Adán Barrera -«Con todos los Barrera.
¿No es así Art?»-, y la del propio Adán Barrera «El Señor de los Cielos», el patrón
de la droga más importante del mundo, la persona que aunó a los cárteles
mexicanos bajo su liderazgo, que dio órdenes a miles de hombres y mujeres, que
influyó en gobiernos y economías. En su día, ambos -Keller y Barrera; Barrera y
Keller- fueron amigos. Eso ocurrió cuando bordeaban la veintena. Adán ni
siquiera se planteaba por entonces unirse a su tío en la pista del narcotráfico
que afloraba en los campos de amapolas de las montañas sinaloenses. Fue en esos
momentos cuando Keller hizo acto de presencia, arrogante, enérgico y ambicioso,
un verdadero creyente de «la Guerra contra la Droga» y todo cambió de repente.
Con el paso de los días uno llegó a convertirse en capo de Sonora y otro en
agente de la DEA. Y, a la par, se declararon enemigos jurados.
Cuando EL CÁRTEL comienza a
desgranar sus primeras frases, Barrera aún mantiene su corte y dirige su
imperio con una crianza que recuerda el más puro estilo Corleone. Lo hace desde
el interior del Centro Correccional Metropolitano de San Diego, donde permanece
recluido de por vida por múltiples condenas. Lo que Keller hizo para engañarlo
en suelo estadounidense y lograr así su detención es motivo más que suficiente
para mantener una enemistad eterna entre ellos. Pero Barrera no tiene intención
de permanecer encarcelado mucho tiempo. Y así, durante la celebración de la
fiesta de Navidad de Diciembre de 2004, aprovecha la ocasión para poner pies en
polvorosa.
EL CÁRTEL, la novela, se desarrolla
entre 2004 y 2012, sobre todo en México. El punto de vista de la trama
gira en torno a una media docena de personajes, todos ellos narcotraficantes, a
los que hay que añadir al agente de la DEA Art Keller. Cada uno persigue sus propios intereses a través de una
red bizantina de lealtades, cruces dobles, tortuosas estratagemas, venganzas y
cambios de régimen. Los cárteles, que eran meras bandas de traficantes en
EL PODER DEL PERRO, se han convertido con el paso de los años en «pequeños
estados». Ahora tienen «ejércitos» y sus patronos son políticos que envían a
sus hombres a la guerra. Algunos de esos hombres son servidores públicos, pero
el injerto ha prendido de forma tan exhaustiva en el Estado que por momentos «la
Guerra contra la Droga» toma la forma surrealista de la lucha de la policía
local contra sus homólogos federales, cada una de ellas en la nómina de un cártel
diferente.
Gran parte de EL CÁRTEL, la historia novelada, se
ajusta estrechamente a los hechos recogidos en la historia real del cártel
mexicano. Hay momentos en que Winslow cambia apenas algunos nombres propios. El
mismo Barrera está modelado claramente en la figura de Joaquín Archivaldo
Guzmán Loera -«El Chapo Guzmán»-, ex jefe del cártel de Sinaloa, considerado
por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como el más poderoso
traficante de drogas del mundo. Al igual que Barrera, Guzmán escapó de una
prisión de alta seguridad; tuvo una amante que se convirtió en jornalera del
cártel hasta que fue asesinada por los Zetas; estuvo involucrado en un tiroteo
en el que murió un arzobispo católico; y sobornó a funcionarios públicos para
derrotar a cárteles rivales y así
escapar de su cautiverio. Pero allí donde Guzmán fue un auténtico cateto
-apenas sabía leer y escribir a pesar de su genio criminal-, Barrera es una
persona cultivada y de buen gusto. Desdeña las exhibiciones llamativas, como
las armas de fuego con diamantes incrustados. A la hora de redecorar el rancho
de su familia opta por la línea clásica de la antigua Sinaloa, al tiempo que se
asegura que la casa revele el nivel adecuado de ostentación y poder. Mientras
Guzmán padeció una vida amorosa tan compleja como para alimentar varias
telenovelas -sus amantes, esposas, exesposas y compañeras se sucedieron en
cascada- Barrera es monógamo, hasta que se muestra de acuerdo con un matrimonio
político con la hija adolescente de otro narco. Por encima de cualquier
violencia, Barrera es ante todo pragmático. Sin embargo el verdadero villano de
EL CÁRTEL hay que buscarlo en la figura de Heriberto Ochoa, el primer Zeta y su
líder indiscutible, imagen novelada de Heriberto Lazcano Lazcano, un demonio
sanguinario, responsable de cientos de asesinatos y gatillero en decenas de
homicidios de traficantes rivales, policías y periodistas.
Mucho se ha hablado de EL CÁRTEL, de cómo la fijación
despiadada de Keller por Barrera le convierte en una reproducción exacta de la
misma cosa que odia. Sin embargo, aun siendo cierta esta afirmación, no es más
que un pensamiento. En realidad Keller no es un santo y Barrera no se queda
atrás. No obstante el verdadero valor creativo de Winslow hay que buscarlo en los
personajes secundarios. Magda, la astuta reina de la belleza, quien construye
su propio imperio de la droga; Chuy, el niño-soldado; Pablo Mora, el periodista
de Juárez o Eddie Ruiz, la ex estrella de fútbol, cuya vida plácida de
traficante de poca monta se ve fuertemente alterada por el vórtice nihilista
del choque entre el Cártel del Golfo y los Zetas.
EL CÁRTEL es una historia donde reina por encima de
todo la violencia, la tortura y la muerte. En sus páginas miles de personas son
sacrificadas por venganza, por una identidad equivocada o por el simple deleite
que proporciona la lujuria de apagar una vida. Y a pesar de todo ello no es un
desvarío encontrar en sus páginas una gran cantidad de heroísmo, y hasta de
humor. En julio pasado, poco después de la publicación de esta novela en
Estados Unidos, la fuga de «El Chapo Guzmán» de la hasta entonces inexpugnable
cárcel de máxima seguridad de El Altiplano por un túnel de más de 1500 metros
puso de actualidad una realidad que las sociedades occidentales tratan de ocultar
y olvidar: el narco se alimenta de un mercado gigantesco y lucrativo que
coexiste detrás de él.
Si en 2009 EL PODER DEL PERRO fue
una revolución para la novela de intriga, ésta, su continuación, nos ofrece una historia contundente y apasionante. Una gran novela.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario