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sábado, 16 de abril de 2016

EL SECUESTRO DE MISS BLANDISH. (James Hadley Chase)

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EL SECUESTRO DE MISS BLANDISH. (No orchids for Miss Blandish)
James Hadley Chase
TRADUCCIÓN: Joaquín Urrieta
ANAGRAMA - COLECCIÓN COMPACTOS
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«El secuestro de Miss Blandish, (No orchids for Miss Blandish) (1939)», fue la primera de la interminable lista de novelas que publicó James Hadley Chase a lo largo de 40 años de vida  profesional. Chase escribió su primer libro cuando contaba 32 años de edad. Basándose en la cultura estadounidense de la Gran Depresión, la Ley Seca y el Crimen Organizado decidió probar suerte con la novela negra y en seis semanas, con la ayuda de un mapa y de un diccionario de argot americano, dio a luz esta espléndida composición titulada irónicamente en inglés «No hay orquídeas para Miss Blandish», en la que saca provecho de la popularidad que en Gran Bretaña obtuvo la delincuencia americana importada de la ficción después de la Segunda Guerra Mundial.

La historia está ambientada en esos desagradables Estados Unidos de la América sin ley de la década de los 40, y gira en torno al secuestro de la joven Miss Blandish por un grupo de matones, cuadrilla que de inmediato la deja en poder de una organización más grande y mejor dispuesta, dirigida por el sádico sexual e impotente Slim Grisson y su madre Ma Grisson, una mujer regordeta y sin escrúpulos. Ya desde las primeras páginas tenemos conciencia de que  Miss Blandish es una bella heredera. La imaginamos entrar en el club Golden Slipper envuelta por el brillo de su cabellera rojiza, con su piel blanca, sus grandes ojos y un impresionante collar de perlas, transformada en una doble tentación.

El padre de la señorita Blandish contrata a un ex periodista, –Dave Fenner, embarcado ahora en las tareas de detective privado-, para rescatar a su hija. A lo largo del camino hay numerosas escenas de torturas, de asesinatos, de violación; secuencias en que las ametralladoras y granadas de mano son utensilios de uso común, escenas de suicidio y, ¿por qué no?, referencias a la infancia de Slim Grisson más allá del tiempo, cuando de pequeño cortaba animales vivos con un par de tijeras oxidadas.

Al igual que ocurrió con el controvertido «Yo, el jurado» de Mickey Spillane, que aparecería sólo unos pocos años más tarde, «El secuestro de Miss Blandish» se convirtió rápidamente en un éxito editorial. Solo en Gran Bretaña vendió más de medio millón de copias. Puede que la novela haya sido considerada vil y enferma por algunos, pero los británicos, luego de someterse al bombardeo constante de los nazis, necesitaban desahogos como éste.

A pesar de su popularidad, el libro conquistó mucha hostilidad por parte de los críticos, no sólo por su violencia sino por ser considerado el personaje de «Miss Blandish» una copia flagrante del de la joven «Temple Drake», de la novela «Santuario» de William Faulkner. En ella Temple Drake, desvergonzada y hermosa hija de un juez, tras ir a parar al escondrijo de unos contrabandistas de alcohol, se encontrará con el gánster Popeye, hombre física y moralmente atrofiado, que la desflorará con una mazorca para confinarla después en un prostíbulo. Las semejanzas están ahí para quien quiera verlas. De hecho, las acusaciones de plagio persiguieron a Chase durante toda su carrera, hasta el punto que con el tiempo tuvo que pedir disculpas públicamente a Raymond Chandler por incluir secciones completas de los trabajos de éste en «Blonde's Requiem», novela publicada en 1946. En cualquier caso no se puede discutir que Chase sabía elegir sus referentes.

Pero el libro también tiene sus defensores literarios, sobre todo George Orwell, quien en 1944, en su ensayo “Raffles y Miss Blandish”, afrontó la violencia y la brutalidad en la novela negra americana, y el creciente apetito británico hacia ella, catalogando al libro como “una brillante pieza de escritura”, con apenas una palabra o una nota discordante. 

El hard-boiled más duro y las representaciones más realistas del crimen siempre terminaron por idealizar al criminal. La visión artística de la delincuencia en la literatura es un poco abstracta, romántica, existencial, y oscuramente macabra. Sin embargo, «El secuestro de Miss Blandish» se burla de todo ello. Hay aquí un entendimiento instintivo de la criminalidad y de las profundidades más bajas, que va más allá de cualquier teoría imperante. Esta evaluación es más marcada en el tratamiento que Chase da a la banda Grissom. Todos ellos, desde la feroz matriarca Ma Grissom hasta su hijo, el psicópata Slim, son personajes éticamente muertos. Todos ellos, incluyendo a las mujeres criminales, ven la violación como un acto sexual normal, la crueldad sádica como un medio para un fin, y el asesinato como una áspera payasada dedica a una ganancia financiera. Es verdad que para la casi la totalidad de los criminales de este libro, el odio es amor; es ésta la norma en todas las circunstancias.

El núcleo de la novela gira en torno al dopaje y la ingestión de drogas -probablemente mezclas de morfina y anfetaminas- suministradas por Ma Grissom a Blandish. Todo ello para que su hijo psicópata, Slim, que es impotente e incapaz de unas relaciones normales, pueda abusar de ella de forma pedofílica. Ma sugiere que la violación de la chica puede ser la respuesta a la impotencia de su hijo. Miss Blandish es el único personaje completamente inocente en esta narración. Ella es prácticamente una niña, una pátina sobre la que los otros personajes proyectan sus insuficiencias.

En «El secuestro de Miss Blandish» hay una ausencia total de cualquier entrada feminista: No hay diferencia entre hombres o mujeres criminales en este sentido. Las dos archicriminales femeninas, Ma Grissom y Anna Bork, se comportan exactamente igual que sus colegas masculinos en todos los aspectos. 

En el transcurso del desenlace del libro todos los delincuentes son exterminados por los detectives privados y los policía uniformados. No hay piedad; los derechos humanos de la banda Grissom no existen en la conciencia de estos agentes de la ley. Slim Grissom es abatido por una lluvia de fuego en su enfrentamiento con la Policía. No se podía esperar otra cosa. No hay redención para él. La muerte es su única solución. A medida que cae a tierra cubierto de sangre los hombres del FBI lo rematan con fuego de ametralladora. Miss Blandish, por su parte, es un espectro de sí misma, ha perdido la inocencia para siempre y no puede regresar a su mundo; su mundo y su padre la esperan, pero ella es otra persona, ha bajado a los infiernos y de allí no ha regresado nadie hasta el presente.

Como se ha dicho muchas veces, la novela negra es un espejo de nuestra sociedad. Y por otra parte los libros son un producto de su tiempo. «El secuestro de Miss Blandish» no es menos. La novela está llena a rebosar de whisky, de pistolas y de brutalidad. Tal vez ahora todo ésto suene a tópico, pero en 1939 no debía de serlo tanto. Sí, «El secuestro de Miss Blandish» es una narración controvertida en cuanto al tratamiento de “la sexualidad y la violencia”. Pero ahí quizás es donde radique su verdadero interés. 
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