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EL TEMBLOR DE LA FALSIFICACIÓN. (The Tremor of Forgery) Patricia Highsmith TRADUCCIÓN: Maribel de Juan ANAGRAMA (COLECCIÓN COMPACTOS) |
«El
temblor de la falsificación» (1969) aborda un asunto muy familiar para
Patricia Highsmith, «la falsificación como tema
literario». Sin embargo, las falsificaciones en las que incurren los personajes
de Patricia Highsmith son muy peculiares, éstas
terminan por convertirse en una transformación “real”, en una
reinvención de sí mismos. Esto es lo que le ocurre a Ingham, el protagonista de
esta novela, quien, a raíz de su viaje a Túnez, sufre un vuelco en su manera de
ser que le transforma radicalmente.
Entre las preocupaciones recurrentes de
Highsmith se encuentra el estudio de la psicología de la delincuencia, tema se
analiza en detalle aquí. No obstante, su obsesión por la dualidad -ya sea en la
personalidad, las costumbres culturales, o los puntos de vista políticos- destella
con luz propia en esta narración. Howard Ingham, el protagonista de «El
temblor de la falsificación» es un escritor en ciernes que aún no ha saboreado
la gloria de la fama. El tema de la dualidad es tan reclamado en esta obra
que lo encontramos no solo en el título del libro, sino también en el argumento
de una novela que Ingham está escribiendo sobre un banquero que está
malversando en secreto los fondos de su empleador. La delincuencia juega un
papel importante en la vida de Ingham, al igual que en la de Dennison, el
protagonista de su novela. Sabemos que Dennison es un criminal y un
ladrón; lo que nunca llegaremos a saber es si Ingham es otro ya que, en la
narración, queda en duda el hecho de que pudo haber matado a un hombre. Tal
vez «El temblor de la falsificación» sea
la más sutil e insidiosa de las novelas de Highsmith ya que es inusual la
forma en que incorpora el comportamiento criminal a una supuesta trama
sencilla. Hay robos, hurtos, ataques a un perro, una muerte violenta -sin
duda un asesinato-. Aunque la delincuencia está presente, el mundo de
Highsmith es un mundo de sombras, un mundo de eventos ambiguos y
desconcertantes; donde las percepciones y los testimonios se contradicen entre
sí a lo largo de la acción. Nunca sabemos qué punto de vista hemos de
creer, incluso el de nuestro héroe, aparentemente inocente, nos produce dudas. Sin
embargo, el crimen no es la preocupación principal de Highsmith. Nunca lo fue a
lo largo de toda su obra. Esta novela es más un estudio de la disparidad
cultural y política, y sus efectos sobre los residentes en un país
extranjero. También es, curiosamente, algo así como un tratado sobre el
amor, un discurso sobre el amor en todas sus formas, desde la amistad
platónica al deseo erótico.
La reputación de Highsmith se basa en el
desarrollo de la novela negra oscura, aquella que explora los motivos, el impulso
criminal y el lado sombrío de la naturaleza humana. Ingham se encuentra en
Túnez, a petición de un amigo –el director de cine John Castlewood - que le ha
contratado para escribir el guion de una película que piensa rodar en ese
país. Pero el guion pronto pasa al olvido cuando el director muere
repentinamente en circunstancias sospechosas. Ina, amante de Howard
Ingham, se toma su tiempo para contactar con él por carta y explicarle, de una
manera vaga, las causas de la muerte súbita de John. A Ingham se le hace
complicado decidir si debe volver a casa o permanecer en Túnez, en gran parte
debido a las cartas «peculiares» y esporádicas que recibe de Ina. Cada vez
que él le escribe derrama su amor en unas cortas líneas, pero las cartas que
recibe de ella no están en consonancia con las suyas. Ella decide contar
toda la historia de la muerte de John Castlewood después de repetidos intentos
por parte de Ingham para que lo haga. Uno empieza a sospechar que Ina es
cómplice de lo que al principio se describe como un accidente y después como un
suicidio. Las epístolas de Ina dejan entrever cierta intimidad entre ella y
Castlewood, que va más allá de la simple amistad. Mientras tanto Ingham se
adhiere a su máquina de escribir, redactando página tras página de su novela
sobre la duplicidad del banquero. Ingham le ofrece su amistad a dos extranjeros residentes en Túnez. El primero, Francis
Adams, es excesivamente amable; un personaje cuya soleada máscara encierra la personalidad
de un fanático político y religioso que revela ser un intolerante de la peor
especie. El otro es el artista Anders Jensen, de visita desde su Dinamarca
natal y cuya mayor afición consiste en dormir con jóvenes árabes. Jensen
tiene un perro llamado «Hasso» que también jugará un papel importante en esta
historia.
Desde que vive en Túnez, Ingham se ve
gradualmente influenciado por la aparente ilegalidad e inmoralidad de los
árabes que va conociendo. Él le dice a Ina: “... si a uno le roban cinco o
seis veces, puede que tenga el impulso de robar a su vez, ¿no crees? El que roba
un poco en los negocios, sale perdiendo, si todos los demás están estafando”. El
descubrimiento, una noche, de un hombre muerto en plena calle cambia su comportamiento. Se
da cuenta que es innecesario dar aviso a la policía y su indiferencia tiene
consecuencias nefastas más tarde, cuando se ve obligado utilizar su máquina de
escribir como arma arrojadiza contra alguien que trata de entrar en su
bungalow. Ingham le comenta los acontecimientos, de una manera un tanto vaga, a
su verdadero amigo y confidente, Jensen. Pero Adams se entera del ataque y
empieza a sospechar que Ingham está tratando de encubrir el asesinato de un ladrón
local que ha desaparecido recientemente. Por esos entonces Ina se presenta
en Túnez a pasar sus vacaciones con Ingham. Su acercamiento a Adams -con quien
comparte sus pensamientos- altera el tono de su visita de una reunión amorosa a
una de sospecha, donde la desconfianza y la traición juegan un papel importante.
La novela se desarrolla a un ritmo muy lento,
un ritmo muy apropiado para una historia lánguida, donde el desarrollo de las amistades,
las conexiones, los afectos, la alegría y la felicidad encuentra terreno
abonado para su florecimiento. En las páginas finales Highsmith revela
unas cuantas sorpresas, algunas de las cuales han sido consideradas ambiguas por
parte de la crítica. La misteriosa desaparición del ladrón árabe deja de ser de
repente tan misteriosa e Ingham puede no ser el mal hombre que se cree. .
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