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sábado, 19 de noviembre de 2016

PISTA NEGRA. (Antonio Manzini)

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PISTA NEGRA (Pista nera)
Antonio Manzini
TRADUCCIÓN: Teresa Clavel Lledó
SALAMANDRA BLACK
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Un cadáver es descubierto medio enterrado en una pista de esquí más arriba del municipio de Champoluc, en el Valle de Aosta. El cuerpo, desmembrado y en estado irreconocible, es hallado por un rastreador sin experiencia dedicado a limpiar la nieve. Pocas son las huellas dejadas por el asesino para el subjefe provincial Rocco Schiavone, trasladado recientemente a Aosta: hebras de tabaco, tiras de ropa, restos orgánicos de varios tamaños y una señal macabra que proclama que no nos encontramos ante un accidente sino ante un asesinato. 

Rocco Schiavone, de origen romano, nació y se crio en el Trastévere. «Un policía que nació en el Trastévere, de la quinta del sesenta y seis, cuando todavía no era el barrio turístico y bullicioso que ahora es, sino un lugar popular donde también habitaban bandidos y gente de malvivir».  Schiavone ha sido trasladado a la fuerza a Aosta. No cabe duda que Schiavone ha hecho algo grande para merecer un exilio como éste; se rumorea un pequeño incidente con el hijo de alguien demasiado poderoso que no tuvo reparos en hacer que lo desterraran al paraje más lejano y dejado de la mano de Dios de Italia. Un descenso a los infiernos, sólo que aquí no se tropieza con el fuego eterno, sino con un frío que rompe los huesos. Schiavone se comporta en Aosta como un león enjaulado en la nieve. Él no es otra cosa más que un policía corrupto al que le gusta la buena vida, dicho en otras palabras, el señor Rocco Schiavone es un cabrón con un alma inmensa. Con un sentido maleable de su quehacer, sus métodos heterodoxos, su porro mañanero fumado invariablemente en el despacho, su mal humor impenitente y su escala de “tocada de cojones”, en la que un caso de homicidio ocupa el grado 10, Schiavone no es un policía al uso. Es violento, sarcástico en el sentido romano de la palabra, pedante, infiel, grosero con las mujeres, cínico con todo y todos, y para mayor inri, odia su trabajo. Pero, y todo tiene su pero... Schiavone tiene talento.

Rocco Schiavone es, sin lugar a duda, la antítesis del detective clásico. Una especie de anti Salvo Montalbano, -el personaje de Camilleri-. Schiavone se podría calificar como el espejo que refleja el negativo de todos los elementos convenientes que encontramos en el Comisionado de Vigata. En realidad, Schiavone no es un comisario, sino un subjefe provincial (la calificación de comisario ha sido derogada años atrás). Es una persona deshonesta cuya única distinción de los criminales a los que persigue es su educación militar, un hombre astuto y sin escrúpulos, dispuestos a quebrantar la ley si hay un buen dinero de por medio.

La víctima de «Pista negra» es Leone Miccichè, originario de Catania y procedente de una familia dedicada a la vinicultura. Miccichè abrió entre picos y glaciares una actividad turística de lujo, junto con su esposa Luisa Pec, una hermosa mujer que, entre otras cosas está gestando un hijo. El hermano de Miccichè, Doménico, no mantenía buenas relaciones con la víctima en vida de ésta; ambos alimentaban una pelea continua por la tenencia de unas propiedades en Sicilia. Schiavone se encuentra ante tres caminos a seguir, la venganza de la mafia siciliana, las deudas o el crimen pasional. Difícil es dilucidar el más adecuado dada la transitoriedad de todas las cosas -desde el clima hasta la fiabilidad de los testigos-, en estos valles estrechos donde todos están ligados por rasgos de parentesco.

«Pista negra» pone de manifiesto que la época dorada de la novela negra, nacida en Estados Unidos a principios de los noventa y exportada con posterioridad al resto del mundo, ha quedado muy atrás. Poco o nada queda ya de esa contracultura literaria que surgió para denunciar el lado oculto del sueño americano. Por otra parte, por mucho que se esfuercen los nórdicos en intentar demostrar que su paraíso terrenal es una falacia, que allí también suceden cosas horrendas, la idea no termina de cuajar del todo. Gran parte de la novela policial nacida en esas tierras heladas tiene un aire espurio, fingido, que siempre está de manifiesto. Más conformes a la realidad, quizás, se encuentran los escritores italianos, que exhiben las penurias humanas con una naturalidad que solo puede explicarse por su larga convivencia con el crimen y la corrupción policial que asolan el país desde buen tiempo atrás.

A pesar de este compromiso con tal realidad, lo cierto es que los italianos, la novela negra italiana en general, no maravilla en demasía. Como sus correligionarios de otros territorios, no han logrado alcanzar los niveles de sublimidad de los añosos maestros del género que, además de crear un detective notable, se las componían para exhibir ante el lector un crimen de difícil resolución, un auténtico desafío intelectual. No obstante, siempre existen honrosas excepciones...

Con cinco novelas del género a sus espaldas, de las que «Pista negra» fue la primera traducida al español, la crítica italiana ha dado en señalar a Manzini como el heredero del reconocido escritor Andrea Camilleri. Esta extendida opinión tiene su justificación no solo en la conveniencia comercial de mantener vivo un negocio editorial fructífero, sino también en ciertas concordancias que son notorias entre ambos autores. La prosa de Manzini posee, como sucede con la de Camilleri, la enorme virtud de agradar; es fresca, descarada y dinámica y destaca por sus atrevidos diálogos coloquiales. Además, como su colega de Porto Empedocle, los secundarios de Manzini están esculpidos con pocos golpes de cincel, pero tienen un carácter sugestivo y se ofrecen al lector a través de la lente del subjefe Schiavone con toda su carga sarcástica. Derribar las estructuras y los estereotipos es una práctica seguida desde la antigüedad para crear antihéroes, sólo que el experimento no siempre funciona bien. Manzini, sin embargo, se las arregla para ser un escritor diferente sin ser empalagoso o cargante en exceso.

Antonio Manzini, guionista, director y escritor italiano, trabaja principalmente como actor de cine y televisión. Entre sus publicaciones se encuentran las novelas «La sangre podrida» (2005) y «El carrusel de hámsters» (2007). La serie de Rocco Schiavone comenzó en 2013 con la novela «Pista nera» -la «Pista negra», que analizamos aquí-, que fue seguida en 2014 por «La costola di Adamo» («La costilla de Adán», también publicada en español por Salamandra Black), «Non è satagionero» (Asimismo españolizada por Salamandra Black como «Una primavera de perros», en 2015), «Era di maggio» en 2015 y «Cinque indagini romane per Rocco Schiavone» en 2016. 
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