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viernes, 1 de septiembre de 2017

UN MES CON MONTALBANO. (Andrea Camilleri)

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UN MES CON MONTALBANO (Un mese con Montalbano)
Andrea Camilleri
TRADUCCIÓN: Elena de Grau Aznar
EDICIONES SALAMANDRA, S. A.
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«Un mes con Montalbano» es un recuento de treinta historias cortas que coadyuvan a conocer el universo de Camilleri y su personaje y que ponen a prueba la capacidad psicológica y deductiva del comisario así como su conocimiento y comprensión de las debilidades humanas. El nombre de Montalbano es un guiño a la figura del escritor Manuel Vázquez Momtalbán, y su primera característica es una radical diferencia social y cultural con Carvalho. Montalbano presume de una cultura sorprendente, especialmente dieciochesca, mientras que Carvalho posee una cínica afición a condenar a la hoguera los libros de su bien nutrida biblioteca. Ya en el 68 el futuro comisario Montalbano, que tenía por entonces 18 años, dio pruebas de sus inquietudes formativas e ideológicas: «se manifestó, ocupó, proclamó, arrasó, protestó y peleó.» Contra la policía, naturalmente.

Su parentesco, el parentesco de Montalbano, está muy cercano al Maigret de Simenon por su sagacidad deductiva y su conocimiento y comprensión de las debilidades humanas, siendo un escéptico en todos los órdenes, excepto quizás  en la búsqueda de la verdad por la que siente auténtica pasión. Es aquí, en los relatos de novela corta, en la descripción de toda esta galería de personajes típicos y en la voluntad de crear su propio microcosmos literario, donde Camilleri expone su deseo de sobrevolar la novela de intriga y detectives para asentarse en los terrenos de la ficción filosófica y moral.

Las referencias literarias en la creación de Camilleri son constantes, inverosímiles en cualquier comisario de la vida real, sin duda, pero perfectamente creíbles en un personaje fruto de la palabra. Las novelas de este escritor siciliano simbolizan un recorrido por los gustos culturales del propio narrador. No es, pues, una casualidad que Montalbano sea tan buen lector como el propio Camilleri. Sciascia, Pavese, Victorini y Borges, Dante, Kafka, Leopardi y Pirandello, Prust, Musil y Melville, Dürrenmatt, Poe y Cazotte, todos, sin excepción, tienen cabida en «Un mes con Montalbano».

En el mercado de masas en que nos movemos, la literatura corre el riesgo de generar éxitos multitudinarios allí donde menos se espera. Fue éste el caso de Andrea Camilleri quien, allá por 1998, con 73 años encima, emergió de la nada y se convirtió en realidad informativa. Camilleri publicaba por entonces sus novelas policíacas en una pequeña editorial, Selleiro (en referencia a su propietaria Elvina Sellerio), una editorial ésta con pocas expectativas de rivalizar con las grandes empresas del medio. La primera novela de la serie protagonizada por el Comisario Montalbano salió en 1994 bajo el título de «La forma del agua» (La forma dell´acqua), y ya en 1998, fecha de publicación de «Un mes con Montalbano», siete de sus novelas ocupaban los primeros lugares en las listas de los libros más vendidos en Italia. No es Camilleri un producto al uso de la mercadotecnia mediática, un engendro de la producción publicitaria, antes al contrario, es la más viva constatación de cómo la literatura más artesanal puede ser avalada por la mayoría. El propio Camilleri ya lo adelantó en su momento: «Soy un escritor lanzado por el tam tam del público, no he ganado premios de resonancia». Y es que, en un país que no se caracteriza precisamente por su amor a la lectura (según la Federación de Gremios de Editores de España el 39% de los españoles no leyó ni un libro en el 2015 y en una década se han cerrado el 25% de los puntos de venta de prensa), el poder del lector a la hora de elegir un libro es hoy más concluyente que el poder de la crítica, por más que pese a algunos críticos hermanados con ciertas posturas editorialistas más que dudosas.  

Por estas microhistorias de corte rural desfila todo un abanico de delitos. Premeditados, pasionales, financieros, mafiosos y políticos, cometidos por todo tipo de sujetos, jóvenes, adultos, hombres, mujeres, ignorantes y cultos. El pueblo de Vigàta es un espacio vital repleto de fisgones, de gente dura, terca y de pocas palabras, entre las que destaca con luz propia Calòrio, uno de esos vagabundos que pide limosna con discreción, sin molestar, sin asustar a mujeres y pequeños. Calòrio es un personaje al que, como al santo patrono de la ciudad, siempre se le conoció con un libro en la mano. Pirandello y Monzoni, Dostoievski y Maupassant fueron su eterna compañía. En Vigàta el orden social está dominado por dos familias mafiosas, los Cuffaro y los Sinagra, familias que al más puro estilo tradicional resuelven sus disputas a tiros. Cuando Montalbano recaló en Vigàta, unos buenos años atrás, el partido se había cobrado ya ocho muertos por bando.

Toda una galería de personajes ultraconservadores, anclados en una mentalidad semiurbana, anárquica, tan cándida como perversa, desfila por las páginas de «Un mes con Montalbano». Por amor entrega su vida Michela Prestia, cuyos devaneos con el contable Moscata trascienden los límites de lo imaginable. Por amor, un amor mal entendido, Mario Urso, otro contable cincuentón, mata a su esposa al sorprenderla en actitud inequívoca con su amante. Asimismo y por amor, a los cincuenta cumplidos, el doctor Landolina, un ginecólogo serio y apreciado en Vigàta, pierde la cabeza por la veinteañera Mariuccia Coglitore, viéndose obligado a salir por patas del pueblo.

«Un mese con Montalbano» llegó al castellano en 1998 de la  mano de Elena de Grau Aznar quien publicó su traducción, gracias a la editorial Salamandra, bajo el  título de «Un mes con Montalbano» en 1999. Dentro de su colección Narrativa, la misma editorial publicaría dos ediciones nuevas de la novela, una en 2002 y otra en 2012.

La aparición de «Un mes con Montalbano» provocó en la prensa española una ola de artículos. Vázquez Montalbán, con quien Camilleri compartió una provechosa amistad, se encargó de confeccionar el prólogo del libro, y el periodista Enric Juliana regaló a los lectores de La Vanguardia, bajo el título de «Montalbano contra Montalbán», una breve biografía del escritor. Montalbano ha pasado a formar parte del panorama siciliano. Camilleri apuesta por un idioma que refleja el habla de las gentes, un lenguaje repleto de circunloquios e hipérboles brutales, un reflejo de la idiosincrasia de los isleños, que «sólo con ironía pueden sobrevivir». 
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